jueves, 29 de septiembre de 2011

Nota al Chelo Bosch


Esta nota salió publicada hoy en Canchallena del Diario La Nación. Por Santiago Dapelo

En medio de una tranquilidad casi exasperante, los Pumas se preparan para enfrentar a Georgia con la necesidad de ganar para pasar a los cuartos de final. Casi todos los días, el plantel recorre los 10 minutos que separan Coachman Hotel, búnker argentino, hasta el centro de entrenamiento en el cual practican aquí. Se trata del Sports & Rugby Institute de la Universidad de Massey, lugar que utilizó la unión neozelandesa hasta 2004 para formar a los All Blacks. 

Entre sus proyectos nació el actual capitán y símbolo, Richie McCaw. 
Ahí, entre las canchas de rugby, el gimnasio y las piletas, un hombre sonríe porque está feliz. Marcelo Bosch está disfrutando cada momento, cada entrenamiento y, sobre todo, cada partido con la casaca albiceleste. Es que tuvo que pelear mucho por estar en el lugar que ocupa hoy. Una seguidilla de lesiones lo tuvo en jaque , pero se recuperó. A pura voluntad, logró superar las barreras. "Estoy pasando por un gran momento personal y eso se ve reflejado en la cancha de rugby", dice con sencillez. 
Con 27 años, el back de Biarritz, de Francia, siente que éste es su momento. Es el tiempo para probarse y no lo quiere desaprovechar. Le tocó llegar de atrás. Desde el banco. Como pasó, por ejemplo, con Lucas González Amorosino o con Santiago Fernández, el Chelo, como lo conocen propios y extraños, saltó al equipo titular y no lo abandonó más. La lesión de Gonzalo Tiesi le dio la gran oportunidad para la que se había preparado desde que empezó a dar los primeros pasos en el rugby en su club, Belgrano. Cuando tenía siete años su madre lo llevó a un entrenamiento y nunca más dejó. 
Versátil, veloz, con una patada potente y gran tackle. En los tres partidos del Mundial, Bosch mostró que está en un gran nivel. Contra Escocia, por ejemplo, realizó 17 tackles y fue quien habilitó a González Amorosino para el inolvidable try. Este presente se construyó sobre la experiencia. Un camino que tuvo momentos de gran alegría, como su paso por la Nations Cup de 2006, y otros de tristeza y dudas. 
En 2009, el ex back de Virrey del Pino sufrió dos operaciones de hombro derecho -fisura del labrum- y una intervención por la rotura de los ligamentos cruzados de la rodilla derecha. Pero no fue todo. "El peor momento fue luego de eso. A los dos meses estaba en un centro de rehabilitación y me agarró una infección. Se me abrió la herida, no voy a entrar en detalles, pero en ese momento estaba solo. Me llevaron en una ambulancia al hospital, me operaron de nuevo porque tuvieron que limpiar la herida y me quedé 10 días internado con antibióticos", recuerda. 
-¿Pensaste en dejar el rugby? 
-Nunca dudé ni quise dejar, pero no veía la lucecita . Había perdido 12 kilos. Fue muy duro. Tomaba 17 pastillas por día. Estaba con muletas. Realmente me las vi negras. Pero por suerte volví a la Argentina para la rehabilitación y eso me dio una inyección anímica muy fuerte. 

-¿Ahora cómo estás? 
-Lo estoy disfrutando mucho, cada día. Pasé momentos muy duros en los que no podía ni entrenar. Y ahora que puedo hacerlo, estando en un Mundial, lo disfruto el doble. 

-¿Qué palabra resumiría lo que está viviendo? 
-¡Qué te puedo decir! Felicidad. Disfruto de todo, de las pequeñas cosas. Cuando me levanto, cuando estamos juntos en el entrenamiento, cuando jugamos a las cartas, todo. Cuando me toca entrar a una cancha, más todavía, me siento más libre y más liviano. 

Su carrera fue meteórica. A los 18 años lo subieron al plantel superior, tuvo un breve paso por distintos seleccionados juveniles y a los 22 se fue para Europa, más precisamente a Biarritz, donde ya suma cinco temporadas. 
-¿Cuándo sentiste que podías vivir del rugby? 
-Cuando subí al plantel superior me di cuenta de que me dolían un poco los golpes y me puse a entrenarme un poco más en serio, sobre todo en la parte física. Con los Menores de 21 (Pumitas) jugué en 2005 el Mundial en Mendoza y la pasé muy bien. Me gustó mucho el rugby que jugué. Ahí fue cuando supe que me gustaba en serio este deporte. Pero fue la Nation Cup de 2006 la que me marcó. Esa gira me abrió puertas. Cuando volví, me habían dado un buen premio, se me acercaron algunos agentes y me ofrecieron algunas cosas. Así llegó la oferta de Biarritz y no dudé. 

-Cuando repasás todo lo que tuviste que atravesar para llegar a este punto, ¿qué sentís? -Lo disfruto el triple. En el dolor uno no ve la salida, pero a la larga las cosas pasan por algo. Me fortaleció. Ya levantarme sano, estar tranquilo con mi perro, Fredo, mis amigos o mi novia me hace feliz. Es pura felicidad. 
-¿Qué pensás cada vez que Phelan te nombra en el equipo? 
-Muchas cosas se me vienen a la cabeza. Fue mucho el esfuerzo que tuve que hacer para estar acá. Es un sueño hecho realidad. Siento una emoción enorme cada vez que Tati me nombra. 

El Chelo habla siempre con una sonrisa. Mira al pasado sin pena y relata su historia con la tranquilidad que le da haber dado todo para superar los obstáculos que la vida le puso en el camino. Es un luchador, un jugador que llegó para quedarse por largo tiempo. Simplemente, un Puma. 
  • Tenemos que ser muy fuertes 
    "Muchos de sus jugadores se desempeñan en equipos de Europa y saben lo que significa un Mundial. No hay que subestimarlos y tenemos que ser muy fuertes y duros en el contacto. Tienen una buena defensa. Son sólidos en el contacto, con tres cuartos fuertes y rápidos", dijo el centro argentino sobre los Lelos.

Son los test-matches que jugó Bosch con la selección argentina. En total anotó 6 puntos (dos penales). Su debut con los Pumas fue el 9 de junio de 2007, ante Italia.


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