Varios de mi camada y otros ex alumnos del Bethania seguramente recordarán al Puma Marcelo Cancelliere (camada 60) que vino del CASI y jugó también en el BAC.
Hoy leyendo los diferentes sites de rugby encontré en RUGBYFUN este relato desde NZ hecho por el Puma:
En esta edición, Marcelo Cancelliere hace un relato único de su experiencia por Nueva Zelanda, sus sensaciones por el try de Lucas González Amorosino y, claro, de los festejos argentinos que coparon la Ciudad de Wellington. ¡Imperdible! | |||
"Qué lindo es saber que uno está presenciando en vivo y en directo uno de esos hechos históricos que se dan de tanto en tanto; de un try que va a ser recordado por muchos años, como lo fue el try de Marcelo Pascual a los Junior Springboks en el ’65, el de Diego Albanese a Irlanda en el ´99 o el de Ignacio Corleto a Francia en el ’07. Pero no quiero adelantarme. Salimos de Queenstown con rumbo a Wellington, en auto con la idea de recorrer la isla sur de Nueva Zelanda. Hicimos noche en Lake Tekapo y, al día siguiente, partimos rumbo a Kaukoura, ciudad costera que, en esta época, tiene muy pocos visitantes, haciendo noche allí. Por la mañana del tercer día, partimos rumbo a Picton, para tomar el ferry que nos cruzaría a través del estrecho de Cook, y nos dejaría en Wellington. Esta última parte del viaje fue algo accidentada ya que, en primer lugar, nos paró una patrulla de caminos por ir a 119km/h cuando la máxima es 100. El oficial, sumamente correcto, nos preguntó si había alguna razón para ir excedidos de velocidad, a lo cual le contestamos que no y gentilmente nos tendió el ticket para que paguemos el importe en el banco una vez que lleguemos a Wellington. El final gracioso de este evento fue que mi amigo Martín Chavanne se moría por sacar una foto con la patrulla y el oficial incluídos, a lo cual este último accedió posando gentilmente. La otra parte algo accidentada del trayecto fue el cruce del estrecho. Es un viaje que dura unas 4 horas; el día era impecable y mientras el barco navega por las bahías y accidentes de cada isla, ya sea saliendo o llegando, el viaje es impecable pero, en el momento del cruce en aguas abiertas del canal, el barco se movió y mucho. Y yo no soy muy marinero así que la pasé realmente mal. Luego nos enteramos, visitando museos en Wellington, de la gran cantidad de naufragios que hubieron en la zona. Nos alojamos en el Amora, hotel donde también se alojan Los Pumas así que tuvimos varias oportunidades de interactuar con ellos aunque están bastante aislados. La unión sudafricana de rugby armó en el hotel un hospitality room, con pantallas gigantes, bebidas y sillones para poder disfrutar de los partidos. ¡Todo impecable! La ciudad es muy linda, cuidada y prolija; con una vista a la bahía que, según dicen, es una de las más bellas del mundo y les creo. Tuvimos oportunidad de visitar el museo Te Papa, el cual es impresionante. También visitamos el espacio dedicado al rugby argentino, donde el Museo del Rugby de San Isidro dispuso de parte de su colección de objetos. Están expuestas allí, entre otras cosas de valor, la Vodacom Cup, la camiseta que A. Rodríguez Jurado usó en el ’65 y la camiseta del seleccionado argentino más antigua que se conserva. Yo hubiera incluído más material gráfico pero estaba todo muy bien arreglado y expuesto. El viernes pasado fuimos a ver Australia-USA, al Wellington Regional Stadium. El estadio es excepcional desde donde uno lo mire. Cómodo para acceder; buena visión desde todos los sectores; ¡impecable! El partido olvidable y dio por tierra con el postulado que se comentó al comienzo del mundial, sobre que la distancia entre los poderosos y los más débiles se había acortado. El sábado, vimos en el hospitality de Sudáfrica, la lección de rugby propinada por los All Blacks a una Francia con buenas intenciones. Y hoy, luego de despedir a Los Pumas en el lobby del hotel, con una verdadera fiesta argentina, que siguió por las calles, partimos rumbo al estadio para nuestro broche final de viaje. Estábamos confiados pero, cualquiera fuera el resultado, el viaje había valido la pena. Resultó que nos llevamos el premio mayor y tuvimos el privilegio de ser espectadores de una de esas victorias que, como dije al principio, se recordarán por muchos años. ¡Qué lindo es saber que el rugby aún tiene espacio para los talentosos! En el momento que estoy escribiendo estas líneas, se escuchan los cantos y festejos de la hinchada argentina a lo lejos. ¡Hay fiesta argentina en Wellington! Nos despedimos de Nueva Zelanda con la mejor de las impresiones y el recuerdo de los muy lindos momentos vividos. Hasta siempre." |
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