ProFocus / Sánchez ChecaChelo Bosch, en el mejor momento de su carrera
Pero ahora todo cambio. La vida, que en su momento no se cansó de castigarlo, hoy lo mima como nunca. Le dio otra oportunidad. Reparó en que, cuando lo apaleaba, el rubio no bajaba los brazos y, al final, lo terminó premiando a lo grande.
La historia de Bosch en los Pumas es breve producto de las lesiones. Desde su debut en junio de 2007 hasta el último test previo a la RWC 2011, Marcelo sólo sumaba cinco caps. Poquito, ¿no? "Todo lo que atravesé me alejó del seleccionado", le explica a Scrum, con la frescura que lo caracteriza.
Hoy, ya en tierra kiwi, el Chelo se transformó en una pieza importante en el engranaje del equipo -ante Escocia fue el argento que más tackleó con 17-. Desde que ingresó contra Inglaterra en reemplazo del lesionado Felipe Contepomi, no dejó más el XV titular. "Me siento bien. Vine al Mundial a sumar desde donde me tocara y no sabía realmente dónde me iban a ubicar en la cancha. Contra Inglaterra arranqué en el banco y me tocó ingresar por la lamentable lesión de un compañero. Y creo que ahí pude canalizar positivamente todos los nervios de un debut. Porque la realidad es que me sentía tranquilo; confiaba en cómo estaba mentalmente y en todo lo que había entrenado. Además, el apoyo de mis compañeros fue y es importantísimo", explica el jugador del Biarritz francés, que puede desempeñarse de centro, apertura y hasta de fullback.
-¿Todo esto lo tomás como una revancha?-Podría ser algo así. Pero la verdad es que lo tomo como una etapa nueva. Cuando me tocó la racha interminable de lesiones me las vi muy negras, pero de a poco fui cambiando la cabeza y aprendí que las cosas siempre pasan por algo. Se podría decir que me eduqué en el dolor. Y terminé madurando. Ahora, habiendo pasado por todo eso, disfruto todo el doble.
El próximo obstáculo en en camino del seleccionado será Georgia, en Palmerston North. Y si bien es muy difícil que los Lelos puedan quebrar el sueño clasificatorio de los argentinos, el centro deja en claro que no hay que minimizarlos. "Empezamos a analizarlos esta mañana (miércoles de Nueva Zelanda) y es un rival muy duro. Hay muchos sus jugadores que se desempeñan en equipos de Europa y saben lo que significa una Copa del Mundo. No hay que subestimarlos. Tenemos que continuar creyendo en nosotros como lo venimos haciendo desde el día uno", sentencia.
"Creyendo en nosotros...", dice el Chelo. Y de eso él sabe, y mucho. Porque cuando pocos creían en él, la peleó, se puso de pie y hoy saborea el gustito dulzón que tienen las segundas oportunidades. Se lo merece, como jugador y, sobre todo, como persona.
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