Queridos Socios,
Con profunda tristeza informamos que nuestro Socio, Ex Presidente del Club, a partido a la Casa del Señor. Resulta imposible pensar en Pinky, sin esbozar una sonrisa o tener una sensación de alegría. De chicos nos extasiaban las historias y anécdotas de Pinky y varios compañeros de travesuras, quienes tomaban prestados tranvías, despertaban en Montevideo de terceros tiempos interminables, que hacían de El y sus amigos, figuras heroicas e hitos a superar. Su chispa y conocimiento de las personas, le daban una enorme autoridad a la hora de repartir sobre nombres y cuando la duda lo aquejaba, apelaba a esa frase eterna de "Preguntale a Hirsch". Sin duda, marco una etapa en la historia del Club y su recuerdo sera imborrable por siempre. El sepelio sera mañana jueves 25 en el Jardín de Paz, a las 14hs
Con enorme nostalgia y gran afecto.
Alejandro Voltan
Presidente
El Recuerdo de Horatius
El Recuerdo de Horatius
El único e imborrable recuerdo que tengo de Pinky es su inalterable buen humor, su chispa y su talento para hacer reír hasta a los más serios e imperturbables “ingleses” del Club.
Le debo, y le estoy eternamente agradecido por haberse acordado de mi, el seudónimo de “Violeta”, el que hizo que hasta una secretaria que tuve dudará de mi hombría al escucharlo, pero me hizo divertir tanto, que todo era más importante que enojarse con el.
Hay toda una generación de chicos, hoy grandes valores, que me llaman así, en recuerdo de una etapa de entrenador que tuve con ellos, con Hueso y Puchi como directores de orquesta..
Entrené una Cuarta con el y Pata y fue un año de extraordinaria diversión.
El día que jugamos en Liceo Militar, en esa época jugaban dentro del Liceo, llevó a los chicos marchando hasta la cancha, con el consiguiente estupor y posterior carcajada de los liceístas jugadores y sus oficiales entrenadores.
Cuando en 1962 me invitaron a una gira a Santa Fe con la Primera del Club, Pinky iba a ser el Capitán, pero tuvo que abandonar porque nacía su hijo y no podía abandonar a su mujer.
Cuando llegamos a Santa Fe, todos nos preguntaban por el, como pasaba en cualquier ciudad de Argentina donde un equipo del Club fuera de visita.
En el Club, lugar donde protagonizó las más inverosímiles aventuras, su presencia era sinónimo de risa.
Recuerdo las extensas charlas en el idioma que el creó y que fue, durante mucho tiempo, una incógnita para los que resultaban agraciados con alguna frase estrafalaria.
El famoso “A vous que te pianje, que.....” quedará en la historia del Club.
Fue un ejecutivo importante de varias empresas, pero cuando llegó a Quaker trepó a la cresta de la ola.
Pinky fue quien condujo la introducción de Gatorade y así fue el artífice del suceso más grande en bebidas deportivas de la historia argentina.
Pese a su seriedad cuando encaraba los negocios, siempre tenia una palabra simpática para cualquiera que se cruzará con el, dentro y fuera de su empresa.
Por eso no puedo despedirlo sin sonreírme y se que, cuando llegué a su lado, seguiremos imaginando diálogos estrafalarios que hasta Dios no podrá dejar de sonreír.
Chau Mongi, te quiero mucho, no te voy a extrañar porque me dejaste muchos recuerdos y nunca dejaré de reírme cuando los comparta en el Club, o en alguna mesa de Rugby, donde siempre fuiste el Rey.
Nos vemos arriba...
Horatius
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