Transcribo una reflexión de Horacio Gramajo que me parece importante compartir:
Mis héroes, los de todos los días, los que vi (o los que veo) a lo largo de mí vida en el Club, en las diferentes canchas en las que juega el Marrón, en la tele, cuando alguno de ellos jugaba para Los Pumas o Las Leonas, en Sudáfrica, Inglaterra, Francia, Gales, Irlanda, Holanda o China o en cualquier lugar del mundo donde tocaba, esos son mis héroes. Algunos de esos héroes son hermanos míos, de sangre o de la vida, muchos son cracks acá en el deporte que amamos y otros siguen jugando partidos afuera, pero con la misma pasión que todos le pusimos en la cancha y hoy le ponemos cada día a la crudeza del mundo que vivimos.
Hace varios años entraba al Club con uno de mis hijos y nos cruzamos en el pasillo con el Negro Loyola. Cuando lo vi, se lo presenté y le dije este “es Raúl Loyola”.
Mí hijo, bien educado por su madre, lo saludo amablemente, pero cuando nos alejábamos me dijo ¿Quien es?..... Ahí le conté quien es y lo que fue para el Club y para el Rugby argentino. Dos o tres días después me volví a encontrar con Raúl y le conté lo que había pasado y el me contesto “Pero claro, si a nosotros ya no nos reconoce nadie”.
Siempre dije que hay gente que nunca pasa, son permanentes en nuestra memoria y el Negro, como tantos otros, son parte activa de la memoria.
Como Eamon, un crack de todos los tiempos, tanto en el deporte como en la vida, que fue wing en uno de los equipos argentinos que le gano por primera vez un partido a un equipo extranjero y el hizo el try de la victoria.
Y como los chicos de hoy también tienen sus héroes y ellos, esos chicos de los que hoy les habló, dentro de un rato van a ser héroes de otros chicos que hoy juegan en infantiles o que son tan chicos que no juegan todavía (como mis nietas y mí nieto) porque la historia no repite los hechos pero mantiene en el recuerdo lo importante.
El sábado me encontré con el Chelo en la terraza del Club y tuvo esa actitud de la que les habló: estaba hablando por teléfono, me saludo muy a la ligera, porque no podía hacerlo de otra manera, pero cuando termino me vino a dar un beso y se quedó charlando un rato conmigo y mí hijo Juan. El Chelo es de esos que no se olvidan donde nacieron y que nunca lo harán.
Como Magui, que con una medalla de plata y dos de bronce en las Olimpiadas, medallas de oro, plata y bronce varias en torneos de primer nivel de todo el mundo y el honor y el orgullo de haber sido Capitana de Las Leonas en uno de los ciclos más importantes de la historia del Hockey argentino, se desplaza (con su pancita de ocho meses instalada) por el Club saludando a cuantos la saludan, acordándose del nombre y sin ningún problema por el tiempo que alguien la distraiga en una de las tantas charlas que mantiene cada día que va la pileta.
O Pepe Olivari, que ya debe estar en Londres para jugar con Los Pumas ese Seven, Panchito Cubelli jugando con Los Jaguares el Sudamericano o los cuatro, estos si que son chicos, los dos Tommies, Cubelli y Rosati, Alessandro Torres Suar y Quiquin Luchetti, que se están yendo a Japón, si a Japón!!!!, a jugar otro mundial con Los Pumitas como lo hicieron antes otros chicos que hoy son grandes. Como Lisandro, glorioso Capitán del Club y de Los Pumas, que de visita en Buenos Aires tuvo un rato de tiempo para pedirme que lo pusiera en el listado de mails porque “Quiero saber que pasa en el Club”.......
Se que todo esto debería ser normal, pero viviendo en un mundo como el actual, con los desplantes sin respaldo que hacen muchos de nuestros (¿supuestos?) representantes, el Club muestra su buena cuna con estos que si nos representan.
Gracias a grandes y a chicos del Club. Gracias por saludar, gracias por acordarse, gracias por ser así, porque cuando nos vamos, lo único que quedan son esos recuerdos, lo demás queda en el aire y de ahí nadie los baja más....
No hay comentarios:
Publicar un comentario