El club estaba vestido de fiesta como debía ser, el marrón y amarillo inundaba la vista, el ambiente, el alma y el corazón. El marco era imponente y no se veía Pino así desde hace muchísimos años. La ansiedad se palpaba y se sentía desde temprano y las agujas del reloj parecían dormir en sus cuadrantes mientras tanto en el quincho, el Pavillion, el balcón y los bares del Club House se imaginaba el gran partido.
Llegó la hora y chicos con camisetas de ambos clubs recibieron a los equipos haciendo la calle , todo era una fiesta.
Arrancó el partido el cual se desarrolló como la final que era pero la experiencia de Hindú se hizo sentir rápidamente y en un abrir y cerrar de ojos estábamos 10 a 0 abajo, como para hacernos notar que enfrentábamos a un viejo protagonista de estas instancias finales. En esa primera etapa, que para Belgrano fue desfavorable, el Marron, apenas pudo tener pocas situaciones pero se las ingenió con tres penales de Tincho para estar en partido e irnos al vestuario apenas 7 puntos abajo.
En el segundo tiempo Hindu fue implacable y cada vez que tuvo la oportunidad de marcar lo hizo y para ello contó con la categoría de dos wines velocisimos y de un Tito Diaz Bonilla insuperable. Belgrano hizo lo que pudo y siguió en partido con la presión de sus forwards y llegamos a acercarnos a 8 puntos pero rápidamente los de Torcuato, que de jugar finales saben un poco, nos la mandaron a guardar. Finalmente el partido terminó 38 a 23 y con un digno y merecido campeón.
Todo Virrey del Pino aplaudió la gran final y allí comenzó nuevamente la fiesta que se prolongó hasta largas horas de la madrugada.
Belgrano hace tiempo golpea las puertas de la consagración, hay que ser pacientes como en la vida.
Magaña
Aquí las crónicas de Aplenorugby, La Nación y el Compacto del partido
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